Estructuras visibles
El proyecto “Estructuras visibles” reúne una cartografía azarosa de huellas y sedimentos que hablan de cómo los cambios económicos inciden sobre el territorio. A través del medio fotográfico se propone una lectura de estas huellas y manifestaciones de la estructura económica en el paisaje. Se trata normalmente de zonas de identidad fronteriza entre lo natural y lo urbanizado, zonas que, por limítrofes, reúnen características que evidencian la dinámica dialéctica y no siempre de equilibrio que se establece entre el territorio y su explotación económica.
Su trazado no responde a un afán taxonómico, cartográfico o de mapeo de los casos más pronunciados de construcciones detenidas en el contexto nacional, tantas veces y tan bien documentadas, sino que ofrece una colección no sistemática de construcciones detenidas, ruinas de un futuro no consumado que testimonian una relación sintomática entre territorio y economía.
Mas que una posible tensión entre utopía y distopía, entre destrucción y construcción del territorio, entre espacio privado y espacio del procomún, entre memoria y futuro, el juego de reiteración entre título e imagen, la literalidad de “estructuras visibles” y la repetición de los motivos en la serie fotográfica, se plantea como forma de repensar lo evidente, de recuperar el vínculo entre imagen y sentido. Como cita Barthes, “diríase que la fotografía lleva siempre su referente consigo” (BARTHES, 1980: 33) y esta cualidad inherentemente fotográfica encuentra en la repetición una significativa herramienta retórica y expresiva. El distanciamiento fotográfico nos permite cuestionar la realidad a partir del orden visual. La fotografía se utiliza aquí como aparato fragmentador de la realidad que nos permite a su vez una reordenación de la misma.
Del error fotográfico como retórica.
Al comenzar a documentar aquellas construcciones detenidas con las que me iba encontrando decidí utilizar películas que por llevar más tiempo en la bolsa o en el frigorífico no me ofrecían las garantías necesarias para fotografiar encargos profesionales. De esta forma empezaron a aparecer dominantes de color que de alguna manera reflejaban un código compartido con esas edificaciones en cuanto a resto y abandono, al introducir “errores” o no alcanzar el umbral de corrección estándar de calidad. Al mismo tiempo aproveché la serie como proyecto en curso, para probar algunos formatos distintos y cámaras antiguas o poco convencionales, (panorámica de 35 m/m, cámara de campo con respaldo 6 x 12 cm, etc…) que dieron como resultado la aparición de otras pequeñas incorrecciones formales que finalmente decidí incorporar a la serie, ya que a mi entender complementaban o contribuían a representar esa desviación en la planificación que el contenido de las imágenes mostraba.
Esta incorporación del “error fotográfico”, de lo accidental, al resultado final, esta forma de documentación precaria o de baja intensidad me interesa en tanto hace evidente la mediación fotográfica, rompe con la transparencia indicial y hace visibles las huellas enunciativas, nos advierte del carácter construido de lo representado, invita al observador a poner en cuarentena lo visto, a tomar cierta distancia con la representación y a cuestionar su realidad.
La fotografía se nos muestra así como herramienta híbrida y heterodoxa que por directa y ambigua reúne un extraordinario potencial comunicativo y discursivo de deconstrucción de las mistificaciones contemporáneas.